La luna está celosa,
se ha vuelto al ver tras de mi hombro como te confesé que te amaba,
que deseaba que las estrellas nos envolvieran,
que las constelaciones chocaran y estallaran
como mil fuegos de artificio festejando nuestro amor.
La luna se sube y posa en nuestra ventana,
se encela y se llena cuando nos ve haciéndonos amor,
cuando me estremezco aún antes que tus labios me besen
y tus brazos plateados hagan de mi cuerpo sinfonía.
Soy música de cámara junto a tu piel,
violín lloroso y apasionado por tu amor,
chelo candente y susurrante bajo tus recovecos.
Soy tu mujer que se torna melodía conforme nos fundímos,
madreselva llena de candores que me dejan indefensa
ante la plenitud de sentirme amada.
Soy barro bajo tu aliento,
fina arena que cubre tu hermosa piel,
sal que se esconde entre tus poros;
crea una mujer nueva con tu aliento,
rompe a la mujer que fui antes de amarte,
soy pieza que se amolda perfecta a tu cuerpo,
pieza única,
tuya,
quemada en el horno de tu pasión.
Soy la que clama tu nombre,
la que se hace pequeña y luego enalteces.
Soy la que te ama,
aunque la luna me voltee su cara.
Eres quien torna a la luna celosa,
celosa porque te amo más que a ella.
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