Tras el hartazgo del día
me fui a beber la madrugada,trago a trago descosí
nuestras vidas que jamás
se han hilvanado.
Bebí las enormes horas
que anteceden al crepúsculo
con el fin de dejar rota mí
garganta y no nombrarte más.
Sucumbí ante el alcohol
y el hastío,
escupiéndole a la negra
noche todos mis desvaríos,
desvelos de otros tiempos
que nunca fueron míos.
Me embriagué,
te bebí a sorbos,
de trago en trago,
de botella en botella,
me embriagué,
y como una pobre ebria
resbalaste por mis comisuras,
con toda tu vida,
con toda tu dulzura,
con toda tu espera
y desventura;
te volviste agua,
evaporación que ya
no me guarda.
Te bebí entre la noche,
me bebí entre las horas
y antes de la inconsciencia
te pensé cien veces;
me bebí la madrugada
y nuestros sueños que
no han valido nada.