Anochecía en la campiña, la luna resplandecía y dentro, al calor dela chimenea se desvestía tranquila como cuando amanece; él la veía amoroso con su copa de vino que envolvía su paladar. La noche fue el preámbulo, caricias y besos como festejo de su primer mes de casados.
1 comentario:
No sabes cuánto me fascina mirar cuando ella se desviste!! Es un deleite celestial!!
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