Que no me digan que el tiempo se ha ido,
que ha pasado no sé cuánto,
si yo aún tengo frescos en mi memoria
y en mi cuerpo los sellos de tus manos
y el festín de tus besos.
Que no me digan que el tiempo sigue
inalcanzable, si yo aún degusto el
dulce néctar de tus labios y unto en
mi piel el aroma que me dejaste
grabado en mis manos.
Que detengan los relojes,
que detengan el tiempo,
que regresen las manecillas a nuestro
primer encuentro,
que vea tus ojos por primera vez,
y descubra la sonrisa luminosa,
que el aliento se quede detenido
y que el abrazo aquel sea
perenne y muera conmigo.
Que detengan el tiempo...
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