Apareces de pronto revoloteando
ante mi puerta,
cristalino tu reflejo
y bailoteas en notas de música,
nada te turba,
ni la hechizante luna que asoma,
ni el rayo que centellea
en lo alto.
Adormecido quedas con tus alas
desplegadas de par en par,
tranquilo duermes y apenas
te despeina la leve brisa que
sale de mi aliento.
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