Ayer ella tuvo que salir a dejar a su hijo al
kinder, en el trayecto a su camioneta
se reencontró con esa banqueta quebrada y
se zampó un buen golpe.
Ese día ella estrenaba ropa,
salió muy guapa de su casa sin pensar
que minutos más tarde rodaría por el
suelo, y esa ropa tan bonita se pondría
polvosa.
Aún así y después de lamentarse por
haberse golpeado, ella continuó su
camino, venía rauda y veloz para
llegar a su trabajo, donde otra vez,
claro, se toparía con la otra mujer
más guapa que existe en ella,
Sandra se llama, la mujer flaca,
que tiene un gato y parece que
vive en la luna, la que lee y escribe
como si fuera una loca.
A ella llegó diciéndole Wendy:
¿Adivina qué me pasó?
de muro a muro le habló.
Sandra que desayunaba,
le contestó:
¡te caíste!
Wendy se atacó de risa
y sólo recalcó:
¡Si!
y luego le contó
cómo fue que pasó.
Y así entre risas matutinas
empezó la aventura
y de cómo fue que tropezó,
el día se llenó de alegría
y ambas rieron al ver
su pantalón llenito de
polvo.
El día siguió avanzando,
y ellas aún seguían
recordando de cómo fue
que sucedió que esa mañana Wendy
se cayó.
Y así el 14 de febrero ambas
disfrutaron,
entre regalos,
risas y tropiezos,
amistad y buenos deseos.
kinder, en el trayecto a su camioneta
se reencontró con esa banqueta quebrada y
se zampó un buen golpe.
Ese día ella estrenaba ropa,
salió muy guapa de su casa sin pensar
que minutos más tarde rodaría por el
suelo, y esa ropa tan bonita se pondría
polvosa.
Aún así y después de lamentarse por
haberse golpeado, ella continuó su
camino, venía rauda y veloz para
llegar a su trabajo, donde otra vez,
claro, se toparía con la otra mujer
más guapa que existe en ella,
Sandra se llama, la mujer flaca,
que tiene un gato y parece que
vive en la luna, la que lee y escribe
como si fuera una loca.
A ella llegó diciéndole Wendy:
¿Adivina qué me pasó?
de muro a muro le habló.
Sandra que desayunaba,
le contestó:
¡te caíste!
Wendy se atacó de risa
y sólo recalcó:
¡Si!
y luego le contó
cómo fue que pasó.
Y así entre risas matutinas
empezó la aventura
y de cómo fue que tropezó,
el día se llenó de alegría
y ambas rieron al ver
su pantalón llenito de
polvo.
El día siguió avanzando,
y ellas aún seguían
recordando de cómo fue
que sucedió que esa mañana Wendy
se cayó.
Y así el 14 de febrero ambas
disfrutaron,
entre regalos,
risas y tropiezos,
amistad y buenos deseos.
-Ilustraciones Mónica Carretero-
2 comentarios:
Buenas destin que lindo pasear por aca, me ha gustado mucho...
De cosas simples se han construido grandes momentos, situaciones y vidas...
Buen espacio tienes aqui.
Un abrazo!
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